El viento se lleva lejos las nubes… Muy lejos.

Hasta un lugar donde mis ojos no pueden verlas.
Pero mis pensamientos siguen aquí, conmigo.
No se han ido con las nubes,  no se los llevó el viento.
¿Qué hacer con ellos?
¿Si me molestan cuan nubes tapando el sol?
¿No podría obedecerme el viento y llevarse todos estos pensamientos hasta un lugar muy lejos, donde no pueda ya ni verlos?

— ¿Y por qué quieres que me los lleve? — preguntó el viento.

—Escucha lo que dicen. Escucha lo que quieren de mí
y comprenderás mi  sufrimiento.

El viento se detuvo unos segundos y escuchó…
Al rato contestó:

— Las nubes son ligeras y muy llevaderas… mas con tus pensamientos no puedo. ¿De verdad quieres desprenderte ya de ellos?
— Son ellos o mi muerte… ¿Qué hacer?
— Tú eliges, bella dama… Pero debes saber que no conseguirás destruirlos con la muerte premeditada que te proponen. ¡Es una trampa!
—¿A no?… ¿No conseguiría borrar todo este tormento de mi memoria si dejase ya de existir en esta triste historia?
—Te los llevarás hasta el mismísimo infierno y cargarás con ellos cuan pesada carga soporta la piedra del molino. Céntrate en tu corazón, en aquello que te da ilusión y no pienses más en los tormentos. Abre tu vida a la alegría, aléjate de la tristeza, no le des cabida. Aprovecha que ha salido el sol, que me he llevado las nubes lejos y mira la vida con ojos nuevos.

Ana Prano Yoga, clase de Yoga en Sevilla

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