Indicaciones y datos de interés:

⊕ Esta postura nos ayuda a conectar con la fuerza, la estabilidad y el silencio innato de las montañas (en sánscrito tada). Conseguimos arraigar el cuerpo (enraizar) y nos aporta una carga positiva de energía.

⊕ Es la postura de pie básica, nos puede servir como punto de partida y de regreso mientras exploramos los aspectos más dinámicos de la práctica de yoga.

⊕ También podemos utilizarla para interiorizar / sentir los efectos tras una secuencia dinámica.

MIRADA:

Hacia el infinito, horizonte.

Observa si te descubres mirando hacia el suelo: reflexiona sobre tu estado emocional, si estás pasando por un episodio de tristeza o depresión, elevar la mirada te puede ayudar a afrontarlo.

EFECTOS:

Enraizamiento. 

Tensegridad si se mantienen activas las manos: fortalecimiento del sistema muscular y nervioso.

Centramiento y concentración.

Paso a paso:

* Coloca los pies en paralelo, al mismo ancho que tus caderas, esto ayudará a relajar la zona lumbar, cuanto más juntos estén los pies, más tensión sentirás en esa zona.

* Presiona con los dedos de los pies y los talones contra el suelo. Puedes balancearte sobre ellos (adelante/detrás y hacia ambos lados) como un péndulo, para encontrar mejor tu centro de gravedad. 

* Las piernas se mantienen estiradas, regulando la fuerza, la tensión, en tus rodillas. 

* Relaja la pelvis, la colocas en una posición neutra y equilibrada, sin tensión.

* Haz crecer tu espalda hacia arriba, con los hombros que cuelguen y tus brazos activados a los lados del cuerpo. Las manos están activas, alargando los dedos, con las puntas hacia la tierra.

* Eleva tu coronilla hacia el cielo. Siente cómo el cuello crece, se alarga. Las orejas se separan de los hombros. Coloca tu mirada hacia un punto en el horizonte, frente a ti.

* Al inspirar, diriges la energía hacia los pies. Los sientes vivos, cómo se enraízan.

* Al espirar, diriges la energía hacia la cabeza. La elevas hacia el cielo, como un globo.

* Conecta con la alineación de tu cuerpo con la tierra y con el cielo. En el centro está tu corazón, expandiéndose con cada respiración, en ese dar y recibir constantemente, sin esfuerzo y sin tensión.

* Mantienes aquí durante unas cuantas respiraciones, disfrutando de la calma vertical y la alineación con tu ser. 

* Deshaces la postura muy lentamente, para deshacer la tensegridad y obtener todos sus beneficios energéticos y fisiológicos.

Ana Prano Yoga, clase de Yoga en Sevilla
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