Indicaciones y datos de interés:

⊕ Toma su nombre del sabio guerrero Virabhadra. Esta postura celebra al guerrero espiritual que llevamos dentro, aspecto importante para superar los obstáculos y dificultades de la vida con determinación y valor.

⊕ A mí me gusta resaltar el aspecto de apertura del Chakra Anahata hacia el Sol, como fuente de energía pránica y punto de fortaleza para nutrir a tu guerrero interior desde el corazón, por tanto, desde la buena voluntad y el hacedor del amor, desviando las posibles connotaciones bélicas que puede suscitarnos la palabra «guerrero».

Para facilitarla:

a) Puedes mirar en línea recta hacia delante. Te relajará la zona cervical y ayudará a mantener mejor el equilibrio.

b) Deja espacio entre las palmas de las manos, en paralelo. Te ayudará a descansar más los hombros.

c) Apoya las manos en las caderas si tienes molestias en los hombros o dificultad para elevar y mantener los brazos en alto.

d) Flexiona menos la rodilla adelantada. Notarás menos exigencia en el cuádriceps y se aflojará el estiramiento de la pierna posterior.

e) Mantén recta la pierna adelantada cuando sientas molestias en la rodilla.

f) Levanta el talón posterior para aflojar el estiramiento. Con la práctica, conseguirás que entre en contacto con el suelo sin molestias.

MIRADA:

Hacia arriba, a los pulgares.

Para evitar la extensión del cuello, puedes mantener la mirada hacia el horizonte. 

EFECTOS:

Fortalece y mejora la concentración.

Aumenta nuestra conexión con la enraizante energía de la tierra.

Integra las mitades superior e inferior del cuerpo.

Desarrolla la faceta de tensegridad a nivel muscular, fascial y del sistema nervioso.

Paso a paso:

*Puedes partir de la postura de Tadâsana – la Montaña, dando un paso grande hacia delante con el pie derecho.

* El talón izquierdo, que ha quedado atrás, girará unos 45º o lo suficiente para que sientas que las dos caderas quedan bien alineadas al frente.

* Al INSPIRAR, levanta el pecho en actitud de expansión y pon los brazos en alto, por encima de la cabeza, con las palmas juntas.

* Al ESPIRAR, flexiona la rodilla derecha hasta que esté alineada con el tobillo derecho. Procura que no quede la rodilla adelantada de las puntas de los dedos del pie, eso te indica que puedes dar el paso más grande para no sobrecargar la rodilla.

* Puedes mantener la mirada al frente (si te duelen las cervicales) o elevar la mirada hacia el cielo, haciendo una pequeña extensión en el cuello.

* Observa cómo repartes el peso entre ambas piernas y, con cada respiración, vas activando el tono del bajo vientre (abdominal) para proporcionarte mayor equilibrio y estabilidad.

* Mantienes varias respiraciones y deshaces despacio la tensegridad  regresando a la postura inicial de Tadâsana  la Montaña.

* Repite los pasos cambiando de lado.

Ana Prano Yoga, clase de Yoga en Sevilla
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